El individualismo promovido por la derecha neoliberal en todo el mundo, ha sido el inicio de la implantación del fascismo. Solamente por oponerse a eso, vale la pena la 4T en México. La geopolítica indica que México tiene que ser más cuidadoso e ir más lento. Sin embargo las alianzas que se van gestando con los gobiernos progresistas y de izquierda en el continente, van dando luces, todavía tenues, del buen futuro posible.
La inteligencia y prudencia que el Gobierno de la República Mexicana ha mostrado en las relaciones con Estados Unidos y Europa, han producido beneficios importantes para el crecimiento de la inversión que seguramente seran torales para el desarrollo en cada uno de los “Polos” que se están creando en zonas estratégicamente escogidas.
Ir despacio y con prudencia es la base de una estrategia que se traza desde la paciencia de quien usa el pensamiento científico para tomar las decisiones que son constructivas para el país.
Celebrar alianzas con los buenos gobiernos del continente, aunque parezca imperativo, debe ser paulatino y sólido, no retórica antiimperialista. Sin embargo, cuando se dan justo después de las alarmantes declaraciones del criminal de Washington y de sus fascistas órdenes ejecutivas.
Parecería que la Presidencia del enfermo emocional Trump se fortaleciera con cada acción de éste tipo, mas las reacciones de los demócratas encabezados por el Senador Bernie Sanders y por el Gobernador de California, Gavin Newsom, van mermando la aprobación que necesita y han ido convenciendo a los congresistas y gobernadores de su partido a oponérsele con la misma postura de los demócratas, que no son muy democráticos, pero rechazan al fascismo trumpista.
A muchos mexicanos nos gustaría ver al Gobierno de la República Mexicana oponerse con más fuerza a cada locura fascista del trumpismo, ayudando con eso a su más pronta caída, porque la postura actual, pareciera tibia y hasta timorata, aunque en realidad sea prudente, igual que lo que ha ocurrido con la Reforma Laboral en lo relativo a la jornada laboral de 40 horas, que será paulatina. Parece tibieza porque la 4T no ha establecido relaciones serias y fuertes con las fuerzas laborales del país, sino que ha soslayado la capacidad de gestión que esto podría darle.
Lo anterior se asemeja mucho a la actitud de la dirigencia de MORENA respecto a la militancia de base del movimiento, a la que parecen despreciar y rechazar sin empacho. Surge entonces la pregunta ¿Se prefigura así una política de estado, que no de gobierno solamente, cuando el propio Congreso de la Unión ignora a voluntad a los trabajadores y a las trabajadoras, empatados con la postura neoliberal protofascista?
Resulta muy importante cuestionar la actitud del Estado Mexicano en su relación con los trabajadores y las trabajadoras, sus demandas tanto individuales como colectivas y con el sindicalismo cada vez más ignorado y por el que el Estado parece haber perdido todo el respeto.
Será factible que la conciencia de la clase trabajadora de todos los niveles empiece a movilizarse y a estallar huelgas y la lucha de los asalariados de éste país acelere la transformación, que no solo debe ser membrete para desarrollar al capitalismo y atraer inversión, sino fortaleza para regenerar al movimiento obrero hacia la izquierda más radical. México lo merece.

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