Desde aquel día juré no volver a comprar tenis chinos porque a los dos meses se les rompió la suela completa. Estaban muy bonitos y el costo de doscientos pesos fue muy tentador pero al final fue un dinero tirado a la basura y un abono más a plásticos contaminantes.
Sin embargo, para muchas familias mexicanas el calzado asiático ha sido por años la única opción a su presupuesto porque les resuelve la necesidad inmediata. La buena noticia es que hace unos días el Gobierno de México suspendió el programa IMMEX (Industria Manufacturera Maquiladora y de Servicios de Exportación) para calzado terminado. Lo cual quiere decir que por fin ya no hay permiso para importar zapatos de China. Este programa se inició con el gobierno espurio de Calderón y ha sido un motor de contrabando ilegal, es decir sin pago de aranceles, que casi arrasó con la producción nacional y el empleo mexicano.
En 2024, las importaciones fraudulentas aumentaron descomunalmente, un 159% en volumen y un 60% en valor en comparación con el año anterior, lo que se tradujo en la pérdida de casi 11 mil empleos formales. Por ello el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum busca, a través de la abolición del IMMEX el establecimiento de un arancel mínimo del 25%, equilibrar las condiciones de competencia y proteger entre 120,000 y 130,000 empleos directos.
Por su parte las empresas importadoras ilegales han enmudecido y no han emitido declaraciones públicas ni han presentado amparos contra la medida, lo que sugiere por supuesto, una falta de base legal para impugnar la decisión del gobierno.
Ya se imaginará el querido lector como están de contentos en León, Guanajuato ya que la fabricación de calzado, bolsas, cinturones y demás curtidos se remonta a 1645 cuando se abrieron los primeros talleres formales en esta ciudad. Y en el transcurso del tiempo las políticas neoliberales casi acaban con ellos pero “Más vale tarde que nunca”.
¡Qué diferencia de calidad de unos tenis Charly, unas zapatillas Flexi o unas botas Cuadra! Ahora sólo falta regular los precios del calzado nacional para que no se vayan por las nubes, como ya sucede con algunas marcas, y el pueblo de México pueda comprar y apoyar a la industria zapatera mexicana.

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