En textos anteriores opiné sobre el edificio que alberga al HGZ 46 en Villahermosa, Tabasco. La estructura tiene 3 secciones y cada una se iba por su lado; en las tres había hundimientos hacia atrás y era visible. A la fecha hay un declive muy notorio en el 3er piso del edificio; de la fachada principal hacia atrás, donde está el estacionamiento que utiliza solo el personal del hospital.
En la esquina noreste hay una entrada para autos que da al área de fisioterapia y audiología, con una pequeña área de estacionamiento, pero para entrar había que pasar por un charco grande de aguas negras fétidas. La última vez que tuve que ir y ya que el auto tiene que guardarse en un estacionamiento de paga contiguo al edificio, era forzoso pasar por el charco y caminar por el arroyo de circulación porque el charco siempre cubre la banqueta, mi queja se escuchó y ahora hay un hueco, a modo de coladera, que permite que el charco desaparezca. Lo terrible es que el lodo sólido después de la evaporación del charco, sigue ahí y sigue apestando. Algo avanzaron.
Una vez en la entrada principal, instalaron unos torniquetes para entrar y salir que controlan sendos guardias privados, eso genera una aglomeración innecesaria en la, de por sí, angosta banqueta. Sigo sin comprender la razón por la que no se permite el paso indiscriminado al hospital y me pregunto ¿a qué le tienen miedo?
Librados los torniquetes previo cuestionamiento molesto de los citados guardias, inicio mi lento y difícil avance para entrar en el edificio, son dos puertas anchas de aluminio y vidrio, que la hacen amplia y cómoda para entrar y salir, pero una hoja no se puede abrir porque la ocupa una especie de escritorio y, ¡Sorpresa!, otro guardia. ¿Para qué? Éste ni siquiera contesta el saludo ni tiene información de nada.
Adentro, se respira un aire mucho más fresco, los pisos ahora ya parecen limpios, aunque a los vidrios sigue creciéndoles el moho, los elevadores ya casi no hacen ruido y funcionan bastante bien. El área de Urgencias fue remodelada y aunque solo la vi de lejos, parece más funcional que la anterior.
Tuve que ir hasta la esquina sureste del edificio para ver al médico que me trata, por suerte, porque en el área en que él estaba antes, no hay nadie que sepa dónde quedó su consultorio. Me he llevado la más grata de las sorpresas, es un área especializada en atención a pacientes de cáncer, con una sala de espera con asientos tan incómodos como los de todos los hospitales y clínicas del IMSS, pero totalmente nueva. Tiene una sala de quimioterapia muy grande y con sillones nuevos, toda el área está señalizada y en general, salvo los asientos y el frío que debe mantenerse, es cómoda, todo el personal parece salido de otro sistema y no del IMSS, todos son muy amables y cordiales.
Algo de inversión se hizo en el edificio, ojalá que ahí construyeran el bunker para equipos nuevos de radioterapia, eso liberaría a la UMAE de Mérida y ayudaría con sus gastos a enfermos de cáncer de Tabasco y de los municipios de Chiapas que lo circundan. Quizás se tendría que construir un estacionamiento de varias plantas donde actualmente está el otro para tener espacio suficiente para una UMAE anexa al HGZ que se convertiría en Hospital Regional, o sea un hospital de 3er nivel bien equipado y que atenderá a más gente que el actual y reducirá la presión a los otros hospitales del IMSS-Bienestar del estado y de la ciudad.
El sector Salud de Tabasco, necesita mucha inversión y valdrá la pena realizarla.

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