El 30 de octubre de 1938, a las 8:00pm, la cadena de radio CBS emitió, como especial de Halloween, una adaptación de La guerra de los mundos, novela de H.G. Wells. Se trataba de un particular segmento donde el actor Orson Welles, autor de la idea, hacía del científico Pierson, mientras que el actor Frank Readick era Carl Phillips, el periodista que relataba horrorizado cómo espantosas criaturas con tentáculos sembraban el terror en nuestro planeta.
La intención de los artífices fue hacer una gracieta propia de las fiestas otoñales, que en Estados Unidos consisten básicamente en asustar al prójimo. Vaya si lo lograron, pero tampoco es que se quisiera mantener la farsa. Ante la oleada de terror que se había desatado, la CBS tuvo que emitir al menos dos comunicados de prensa en tono no solo de aclaración, sino de disculpa. Y aunque esto quedó como antecedente de lo que una verdad a medias puede causar en la comunicación de masas, la CIA tomó nota y, sobre todo en las décadas de la guerra fría, comenzó a explorar el campo de los “experimentos sociales”.
El miércoles 15 de octubre de 2025, comenzó a circular en las redes un clip donde el influencer pro 4T Poncho Gutiérrez se levantaba ofendido de una entrevista que, en un estudio pulcramente filmado e iluminado, que le realizaba una influencer de derecha llamada Natalia Torres. Natalia se conoció con Meme Yamel, comunicadora pro 4T. Ante las encarnizadas reacciones de partidarios de ambos bandos, Gutiérrez, Yamel y Torres, salieron en el espacio de Poncho a decir que sus audiencias acababan de ser parte de un “experimento social”. Resultó que, aunque Yamel y Torres son supuestamente antagonistas en las mesas de debate de Milenio TV, se hicieron amigas. Así, Meme se propuso como productora para el nuevo proyecto de su ‘amigui’: un podcast derechoso.
Mediante aquel “ejercicio”, con unas ínfulas de buena-ondismo y autoridad moral, el trío le quiso mostrar a la audiencia que el fanatismo y la polarización no son buenos; un mensaje que nadie pidió. Justificaron también su performance con que éste formaría parte de un estudio de caso que se publicaría en un ‘péiper’ (sic). Y disculpen, pero cuando estudié leí a McLuhan, Trejo Delarbre, Sartori y Kapuściński, entre otros. Ninguno de ellos tuvo que engañar frívolamente para probar nada sobre ideología política o comunicación de masas.
Lo que hizo Welles en la CBS en 1938 fue algo un tanto inocente que siguen estudiando quienes sí se dedican a ello, y la emisora asumió su culpa sin ninguna salvedad. Tras el montaje, estos personajes, que lograron fama gracias a la buena fe de muchos recién politizados, han salido a decirnos que su objetivo “se logró”, que probaron su punto, que nos siguen llamando a no ser pasionales, que no debimos solidarizarnos con unos ni satanizar a otros; y ya al último, se disculparon. Prefiero que nos invadan los marcianos.
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