La derecha no descansa

El domingo 14 de diciembre ha habido otra marcha por parte de la llamada Generación Z que nuevamente pretendía llegar al zócalo, aunque en esta ocasión no se hablaba de deponer a la presidenta, como sí sucedió en la anterior. Asimismo, el contingente fue significativamente menor al que se logró juntar el pasado 15 de noviembre, que se proyectaba como la ansiada masa crítica con la que muchos desinformados con obtener para deponer a un gobierno que, simple y burdamente, les cae mal.

Todo esto es consecuencia de un innegable avance de la derecha en las redes sociales. Han proliferado los creadores de contenido que reseñan productos de la cultura pop desde un punto de vista “anti woke”. No se podría saber si consciente y maquiavélicamente, o solo como producto de su despolitización, meten la lucha social de México y Latinoamérica en el mismo saco que las reivindicaciones pro LGBT y Black Lives Matter que se suscitan en EEUU; de tal manera que en las juventudes se van acrecentando las huestes de la derecha.

El caso de Argentina es paradigmático, pues lograron posicionar en el poder a un personaje que se vendió como disruptor, amante del rock, del fútbol y del cine de superhéroes. Pero quienes le allanaron el camino fueron influencers como Agustín Laje, Nicolás Márquez y Emmanuel Danann. Todos ellos hombres blancos que cumplen con el estereotipo del “debate-me bro”, cuyo representante más conocido en últimos tiempos era el finado Charlie Kirk. Se trata de hombres jóvenes que defienden a ultranza las ideas conservadoras en debates públicos donde sueltan retahílas de datos y acusaciones hacia la izquierda de una manera intempestiva y frenética. Los jóvenes, familiarizados con los mismos gustos y con un discurso que apela a ellos directamente, suelen caer en sus redes.

Para el caso de México, donde la derecha no ha podido emanciparse de la tutela de los medios corporativos ni del PRIAN, distamos mucho de tener figuras así de prominentes. Igual debe ser que por lo mismo, los think tanks golpistas que financian a Laje y compañía no consideren que en México haya el material necesario como para hacer una inversión redituable. Esa derecha que gravita fuera de los partidos tradicionales y los medios corporativos tiene las cosas muy difíciles, y muchas veces se les cierran las puertas. Sin embargo, por las redes vemos de vez en cuando a Eduardo Verástegui o Raúl Tortolero. Sin embargo, el error de estos dos personajes dentro del anarco capitalismo es ser abiertamente confesionales y propugnar en estos tiempos por un movimiento político cuyas consignas son alabanzas religiosas. Imposible tomarlos en serio.

Otro problema que ostenta la derecha es que, tanto los personajes antes mencionados, como el estrambótico Gilberto Lozano, la gente del grupo Viva Cristo Rey (Jaime duarte, Mario Gallardo Mendiolea y Juan Bosco Abascal), los chihuahuenses de México Republicano, Ricardo Salinas Pliego, la oposición partidista y el emergente Somos México; todos entre sí tienen diferencias insalvables. Los intentos por aglutinar una auténtica corriente de derecha con amplio espectro y sin tapujos para reivindicar sus ideologías, es un sueño guajiro que jamás se verá cristalizado en México. Y la explicación no es otra sino el inherente individualismo de quienes ostentan estas ideologías.

Así pues, si bien la derecha avanza y en cualquier rincón del país nos encontramos al menos a una persona a quien sí le han logrado infundir su mensaje, la realidad es que, ya no la esperanza, sino los resultados que el régimen otorga en diversos rubros (sin desconocer todo lo que aún falta o en lo que se ha fallado) están consolidando a una sociedad políticamente cada vez más madura y que no regalaría su voto a quienes tienen solo el odio por bandera, aunque usurpen el nombre de México o incluso se atrevan a compararse con el movimiento estudiantil de 1968 para tratar de conmover y ganar adeptos de forma artificial.

Por supuesto que el clasismo, el racismo, la homofobia, y demás flagelos siguen vivos. Pero esta sociedad politizada simplemente ya no dejará que vuelvan a ser la forma de gobernar. Es una lucha de todos.

Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *