Resulta curioso y a la vez preocupante ver cómo, de la noche a la mañana, varios dirigentes de partidos políticos mexicanos aparecen muy activos en sus redes sociales, anunciando con orgullo sus viajes a Washington, dizque para “fortalecer las relaciones bilaterales”. ¿De verdad estamos ante una agenda diplomática seria o simplemente estamos viendo una nueva modalidad de escapismo político?
Mientras en México se lanzan acusaciones de traición a la patria, se filtra información delicada y se dan golpes bajos entre facciones, del otro lado del río Bravo las cosas funcionan diferente. Allá no basta con el escándalo mediático o la guerra de declaraciones: en Estados Unidos, cuando se investiga, se hace con pruebas. Y cuando se actúa, se hace sin avisar.
Recordemos aquellos años en que exgobernadores mexicanos eran denunciados en cortes estadounidenses por lavado de dinero, corrupción o vínculos con el crimen organizado. Se hicieron hasta videos-denuncia que se viralizaron… y al final, nada. Ni un solo juicio, ni un solo castigo. ¿Por qué? Porque muchas veces las “pruebas” no eran más que basura mediática: documentos falsificados, montajes, o simples fuegos artificiales para golpear al enemigo político en turno.
Hoy vemos a un líder nacional de partido detallando su agenda en Washington como si se tratara de una gira de Estado. Pero el trasfondo podría ser otro: ¿están algunos políticos buscando limpiar su nombre antes de que sea demasiado tarde? ¿O quizá están midiendo qué tanto riesgo corren si mañana una agencia federal decide abrirles una investigación?
Lo que sí sabemos es que en Estados Unidos no se permiten juegos con su sistema judicial. Y si bien pueden guardar silencio por años, cuando deciden actuar, lo hacen con precisión quirúrgica. No sería raro que en un futuro cercano veamos cómo se les niega el ingreso a ciertos políticos mexicanos no por rumores, sino por investigaciones serias, silenciosas… y muy bien documentadas.
Que no nos vendan diplomacia cuando lo que buscan es blindaje. Que no nos hablen de agendas binacionales cuando lo que hay es miedo. Porque la justicia americana no necesita aplausos ni reflectores. Solo espera su momento.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios