Da gusto saber que el imperialismo disfruta de estupenda salud al cierre del primer cuarto del siglo XXI. Los 20 puntos del plan de Trump para la paz en Gaza, dan testimonio de un imperialismo rozagante como fase superior del capitalismo monopólico, salvaje y neoliberal. Un imperialismo con la fuerza propia de todo imperialismo que busca imperializar lo imperializable, que aplastará, liberalmente, esas voces que se le opongan.
Lo interesante del plan, arranca a partir del noveno punto, “Gaza será gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico, […] bajo la supervisión de un nuevo organismo internacional de transición, la «Junta de la Paz», presidida por el mandatario Donald Trump” En otras palabras, no hablamos de la rendición de Hamás, hablamos de su completa entrega de los gazatíes para ser anexados por los Estados Unidos como un protectorado administrado por el siempre noble de toda nobleza, Tony “el perrito faldero” Blair. ¡¿Qué cosa pudiera ser mejor?! Si los palestinos no migran a Estados Unidos, Estados Unidos migrará a Palestina, imperialismo a la puerta de sus casas.
La firma del acuerdo salvará a Palestina del yugo israelí, para ponerla bajo el yugo israelí y estadounidense. El acuerdo para la entrega de la Franja de Gaza, como desinteresadamente sostienen los comentócratas sostenidos por el lobby sionista, es “un acuerdo que realmente puede proteger al pueblo palestino”, porque nada proteje tanto como estár dentro de la boca del lobo; un “acuerdo que ofrece prácticamente todo lo que los palestinos necesitan”, salvo la posibilidad de ejercer ese molesto derecho que tienen los pueblos a la autodeterminación. La firma no es una firma, es la posibilidad liberadora que tienen los gazatíes de renunciar a la libertad y someterse a la imperialista voluntad del imperio, la posibilidad de vivir con la tranquilidad del esclavo, que no necesita preocuparse por el mañana porque el mañana no está en sus manos.
Entrados en gastos
Lejos de rasgarse las ropas por la para nada interesada propuesta trumpetera, tendríamos que envidiar la suerte palestina y preguntarnos qué podemos hacer para que Trump y el gobierno de los Estados Unidos detallen nuestra absoluta rendición al imperialista imperialismo imperial. La oposición mexicana lleva años intentándolo y no lo logra, Lilly Tellez y compañia tienen mucho que aprender de lo que está pasando en la Franja de Gaza, que el dios imperialista los ilumine.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.

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