El evasor fiscal Ricardo “Showman” Pliego pierde su jugada ante la Suprema Corte; su empresa Elektra deberá saldar una deuda millonaria por ISR, multas, recargos y actualizaciones.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio un golpe directo al bolsillo del evasor fiscal Ricardo Salinas Pliego, al ordenar que su empresa Grupo Elektra pague al Servicio de Administración Tributaria (SAT) más de 33 mil 306 millones de pesos por concepto de Impuesto Sobre la Renta (ISR), multas, recargos y actualizaciones correspondientes al ejercicio fiscal de 2013.
Por unanimidad de votos, las y los ministros desecharon el amparo que Elektra había promovido para evitar el pago, dejando firme la resolución fiscal. El proyecto, presentado por el ministro Arístides Guerrero García, fue respaldado sin titubeos por el Pleno, que le dio la razón al SAT y confirmó la sentencia contra una de las empresas consentidas del deudor.
El fallo representa una derrota más para el “Tío Richie” que suele presumir su “libertad financiera” en redes sociales, pero que, paradójicamente, busca amparos para no pagar impuestos. Esta resolución, la primera de siete disputas fiscales que enfrenta Salinas Pliego ante la Corte, marca el inicio de una larga jornada judicial donde deberá sacar la cartera.
Durante la sesión, la SCJN también rechazó los intentos de Elektra por impugnar la participación de las ministras Lenia Batres y Yasmín Esquivel, argumentando que las acusaciones de parcialidad eran infundadas. La Corte, de paso, dejó claro que la justicia no se negocia con memes ni con programas de televisión.
El caso, que se originó en un juicio de nulidad por ISR de 2013, finalmente se resolvió en favor del fisco federal. Con ello, Elektra deberá cubrir la deuda fiscal más grande de Salinas Pliego, quien acumula otras resoluciones pendientes por montos similares.
Mientras tanto, en redes sociales el dueño de TV Azteca y Banco Azteca, fiel a su estilo, ha ironizado sobre el tema, sugiriendo que no pagará “ni un peso más”. Sin embargo, tras el fallo unánime de la Corte, la realidad le pasa factura: ni el sarcasmo ni las cámaras lo salvarán de Hacienda.

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