A pesar de la recomendación de Sheinbaum de esperar, Monreal mantiene firme su aspiración y analiza una alianza con partidos de oposición para disputar la gubernatura.
El senador Saúl Monreal Ávila continúa evaluando la posibilidad de participar en las elecciones de 2027 por la gubernatura de Zacatecas, incluso a través de una alianza con el PRI y el PAN. Esta decisión surge pese a la sugerencia de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien le recomendó esperar seis años y consolidar su trayectoria política antes de postularse nuevamente.
Monreal ha cuestionado el candado contra el nepotismo impuesto por Morena para las elecciones de 2027 y 2030, argumentando que no le aplica, ya que posee un perfil político con experiencia y considera que puede gobernar la entidad, actualmente encabezada por su hermano, David Monreal.
“Mi aspiración sigue intacta y firme, el que respira, aspira”, afirmó el senador, dejando claro que buscará la candidatura aunque Morena no lo respalde. Asimismo, advirtió que, de no percibir un proceso transparente e incluyente dentro de su partido, analizará afiliarse a la oposición, principalmente PRI o PAN.
Los medios locales reportan que Monreal ya ha sostenido acercamientos con liderazgos del PRI y PAN para estructurar una candidatura competitiva contra Morena y sus aliados en 2027. Su perfil bien posicionado en Zacatecas lo convierte en un contendiente fuerte, sin importar el partido que lo respalde.
Las encuestas preliminares sobre las próximas elecciones muestran que PAN se perfila como principal fuerza opositora, seguido por PRI, mientras que Morena continúa siendo dominante en la entidad. La definición final, coincidieron Sheinbaum y analistas locales, recaerá en la decisión de las y los ciudadanos zacatecanos.
El activista impulsa la iniciativa “Salvemos la Democracia” y pretende reunir 130 mil firmas para detener, lo que considera, una concentración excesiva de poder en el gobierno federal.
En un regreso mediático, Claudio X. González retomó protagonismo en Jalisco para promover la iniciativa ciudadana “Salvemos la Democracia”, la cual está dirigida a frenar la reforma electoral que, según él, busca debilitar la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE).
El empresario, conocido por su participación en la fallida Alianza Sí Por México en 2024, anunció que su meta es recolectar 130 mil firmas antes del 10 de diciembre para presentar la propuesta ante el Congreso de la Unión. González señaló que la iniciativa busca “contrastar una propuesta ciudadana democrática y plural frente a la concentración del poder del gobierno federal”.
Durante su visita, X. González se reunió con miembros de la sociedad civil y empresarios, y defendió que la mayor parte de la Marea Rosa son ciudadanos independientes, aunque no descartó reactivar alianzas con partidos como PAN y PRI. En su mensaje, insistió en la defensa de un “árbitro electoral justo, cancha pareja y sin trampas”, por lo que señaló que el gobierno actual es quien, curiosamente, rechaza esos principios.
A pesar de sus llamados, el empresario evitó comentar sobre posibles obstáculos internos en la oposición, como la influencia de Alito Moreno, y enfatizó que “la ciudadanía es la clave para cambiar los partidos y el país”. Su discurso busca posicionar a la Marea Rosa como contrapeso ciudadano ante la reforma del INE, aunque su historial y sus intereses empresariales generan escepticismo sobre la verdadera neutralidad del movimiento.
La familia del dirigente nacional del PRI enfrenta señalamientos por movimientos financieros y adquisición de múltiples inmuebles, mientras el gobierno de Campeche ordena expropiaciones bajo la “Ley Alito”.
El hermano del dirigente nacional del PRI, Emigdio Moreno Cárdenas, se encuentra en el centro de investigaciones por operaciones financieras y adquisición de propiedades en la Ciudad de México, las cuales generan dudas sobre el origen de sus recursos. La disputa se ha intensificado con la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien ordenó la expropiación de terrenos registrados a nombre de Yolanda Cárdenas Montero, madre del líder priista, para construir la Universidad Rosario Castellanos.
Emigdio Moreno, ingeniero químico petrolero y empresario del sector industrial, fue vinculado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad a movimientos financieros con depósitos por 11 millones de pesos entre 2016 y 2017, parte de los cuales se transfirió a la firma Cuda Consulting. Las transacciones involucraron también a EMC Metering Systems y Flow Control Instrumentation, empresas con altos ingresos y nóminas bajas, generando cuestionamientos sobre la legalidad de las operaciones.
Entre 2013 y 2021, Emigdio adquirió seis inmuebles en CDMX, valorados en 40.7 millones de pesos, ubicados en Polanco, Irrigación, Anáhuac I Sección y Puerta Alameda. Documentos oficiales muestran que entre su madre, su hermano y un arquitecto, concentran 35 propiedades en Campeche.
El 1 de octubre, la gobernadora Layda Sansores anunció la expropiación de cuatro predios en Miramar, con una superficie total de ocho hectáreas, declarados de utilidad pública para la construcción de la universidad. La medida, sustentada en la nueva Ley de Expropiaciones del Estado de Campeche, conocida como ‘Ley Alito’, permite la ocupación inmediata de los predios, al eliminar recursos administrativos para impugnar el acto y dejar solo el juicio de amparo como vía legal.
El gobierno estatal sostiene que las adquisiciones se realizaron mediante prestanombres, y asegura haber detectado más de 30 inmuebles vinculados con familiares y allegados de Moreno Cárdenas, mientras la familia enfrenta un nuevo frente político que aumenta la presión sobre el dirigente priista.
Documentos desclasificados revelan cómo la DFS registró vuelos, llamadas y actividades del escritor para amedrentar a la comunidad intelectual que apoyaba al movimiento estudiantil de 1968.
Durante la primavera de 1968, mientras los estudiantes exigían autonomía universitaria y el fin de la represión, Juan Rulfo, consagrado autor de Pedro Páramo y El llano en llamas, estampó su firma en un pliego petitorio respaldando al Consejo Nacional de Huelga (CNH). Aquello bastó para que la Dirección Federal de Seguridad (DFS), policía secreta del PRI, lo colocara bajo vigilancia.
Según una investigación de Ricardo Balderas para Milenio, el gobierno registró sus vuelos, llamadas telefónicas y reuniones, junto a otros intelectuales como Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska. La DFS justificaba estas acciones con el argumento de “controlar subversión”, pero el objetivo real era generar miedo y amedrentar a la comunidad artística y universitaria.
Rulfo, que vivía en Jalisco y rara vez participaba públicamente en política, mantuvo apoyo moral a los estudiantes y acudió a asambleas siempre que le fue posible. Su firma en el manifiesto del 15 de agosto de 1968, “El movimiento estudiantil debe triunfar”, se convirtió en un acto de valentía silenciosa, reflejo de la literatura de la desolación que caracterizó su obra.
La vigilancia de la DFS incluyó el monitoreo de reuniones con escritores internacionales como Gabriel García Márquez en los años 80, evidenciando un patrón de espionaje que trascendió décadas. Los informes muestran cómo cada gesto, cada firma o conversación de Rulfo fue catalogada como potencial amenaza al régimen.
Hoy, los archivos confirman que su compromiso intelectual con la justicia y la libertad académica fue percibido como subversión política. Juan Rulfo firmó contra el miedo; sus textos y sus acciones permanecen como testimonio de que, aun bajo vigilancia y represión, la voz del escritor puede desafiar al poder y contar lo que otros intentan silenciar.
La reciente decisión de desaforar a Alito Moreno enciende las tensiones entre los dos partidos, recordando acuerdos pasados.
La política mexicana vive un nuevo capítulo de enfrentamientos. Esta vez, el foco de atención es el desafuero de Alito Moreno, líder del PRI. Muchos ven este movimiento como una ruptura del pacto de no agresión que existía entre el PRI y Morena. Este pacto, aunque informal, permitió cierta estabilidad en la relación entre ambos partidos.
El contexto no es nuevo, ya que durante años el PRI y Morena mantuvieron una relación de altibajos. En ocasiones han colaborado, mientras que en otras se han atacado mutuamente. El hecho de desaforar a Alito Moreno puede ser un punto de inflexión, ya que puede marcar el inicio de una nueva etapa de hostilidad.
La población observa con inquietud, pues la política tiene un impacto directo en sus vidas. La gente desea claridad y honestidad de sus líderes, ya que ante esta situación muchos se preguntan sobre las verdaderas intenciones detrás del desafuero. Algunos señalan que es un intento de debilitamiento del PRI en el panorama electoral.
Mientras tanto, el PAN y otros partidos también están mirando de cerca cómo la dinámica política está cambiando rápidamente. En este entorno, los ciudadanos esperan respuestas, no solo de los partidos, sino de los mismos políticos involucrados. La confianza es clave y el pueblo necesita sentir que sus voces cuentan en esta contienda, donde hay temas sensibles de corrupción que pesan en el líder tricolor.
En todos lados salió ya hace algunos días el documental “Pri: Crónica del fin” que intenta narrar/explicar la caída del Partido Revolucionario Institucional hasta nuestros días donde prácticamente ya es un cadáver político. Aquí analizaremos algunos aspectos de esa serie producida y dirigida por Televisa a través de la periodista Denise Maerker.
Puras mentiras 😊 y las pocas verdades que tiene este producto audiovisual ya la sabíamos. Ya conocíamos que el PRI era corrupto, que tuvo traiciones internas y que se fue desmoronando. No aporta nada pues este documental.
Lo que si aporta es la intención manifiesta de deslindar a Televisa de su papel fundamental en la consolidación del sistema político mexicano liderado por el PRI y los empresarios locales y extranjeros.
La televisora fue el soldado mediático del PRI y abonó a mantener el consenso social mediante la reproducción de las mentiras que ayudaran al gobierno y con programas que reproducían roles culturales que ayudaban a la sumisión como el Chavo del 8 y su culto a la pobreza.
Ese papel fundamental de hipnotizador/idiotizador de Televisa no se encuentra por ningún lado en el documental. Ni siquiera cuando se burlan de Peña Nieto reconocen que fue una creación suya y que fracasó.
Estoy obligado a decir que Televisa no solo ayudó a que el PRI gobernara, sino que también es responsable al menos indirecto y cómplice de todas las represiones y matanzas de luchadores sociales. Sus manos están manchadas de sangre de inocentes.
Lo bueno que no solo el PRI está en crisis, también lo está Televisa. El movimiento democratizador del país que ganó en 2018 también era contra Televisa y los grandes medios corporativos, eso se nota mucho.
La gran televisora ya no es hegemónica, está en investigaciones por lavado de dinero y desvío de fondos, tiene que inventar nuevas minis televisoras o producciones como Vix o NMás. Hoy, ya casi nadie la ve y qué bueno.
No olvidaremos el papel de Televisa, ni del PRI. Ambos, son responsables de la instauración del neoliberalismo y quedarán sepultados con el mazo del pueblo mexicano.
En una reciente entrevista, Alito Moreno, dirigente del PRI, intentó posicionar a su partido frente a Morena, pero quedó expuesto ante las incisivas preguntas de Adela Micha.
Este lunes, Alito Moreno, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se sentó frente a Adela Micha. Lo que prometía ser una defensa de su partido se convirtió en un momento de humillación pública. Micha no dudó en cuestionar la relevancia del PRI, afirmando: “¿Te alcanza desde tu partido chiquito?”. Esta pregunta dejó a Moreno buscando respuestas.
Durante la entrevista, Moreno criticó al gobierno de Morena, acusándolo de falta de respeto y cooperación con Estados Unidos. Afirmó que los gobiernos del PRI habían mantenido relaciones cordiales con el país vecino. Sin embargo, su argumento se sintió débil. La realidad es que el PRI ha perdido gran parte de su influencia y credibilidad ante los ciudadanos.
El dirigente priista también se defendió de las acusaciones de traición a la patria. Micha le recordó que su decisión de presentar denuncias en el extranjero había sido vista con desdén. Moreno intentó justificar sus acciones, alegando que era parte de una estrategia para visibilizar la supuesta dictadura en México. Sin embargo, su explicación no resonó con fuerza.
Moreno no pudo escapar de las críticas sobre la corrupción y la impunidad que se asocian con su partido. La imagen de un PRI debilitado y dividido se hizo evidente. A pesar de sus intentos de compararse con Sansón, el mensaje fue claro: el PRI ya no es el gigante que solía ser.
Las palabras de Adela Micha, que lo llamaron traidor a la patria, resonaron en las redes sociales. Muchos internautas aplaudieron la etiqueta a Moreno. Su exposición dejó al descubierto la fragilidad de un partido que, a pesar de sus años de historia, ya no inspira confianza ni respeto.
En conclusión, la entrevista de Adela Micha a Alito Moreno fue un recordatorio de la difícil situación del PRI. A medida que el partido lucha por recuperar su relevancia, quedan muchas preguntas sin respuesta.
La encuesta publicada por El País revela un creciente descontento con los partidos tradicionales y un aumento del apartidismo, mientras Alejandro “Alito” Moreno se consolida como el dirigente peor evaluado por las y los mexicanos.
La más reciente encuesta de Enkoll muestra que Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI, obtuvo una calificación de 67%… ¡pero de opiniones negativas! Lo que lo ha situado como el político más odiado de México.
La encuesta, además, reveló que la población muestra una fuerte negativa a los partidos tradicionales: el 58% asegura que nunca votaría por el PRI y el 17% por el PAN. Ante esta falta de alternativas claras en la oposición, emerge la figura de Alejandro “Alito” Moreno, pero sin ser una opción real clara, sin figurar y sin mostrar propuestas atractivas.
El panorama político está marcado por el desencanto ciudadano y el aumento del apartidismo, que pasó del 13% en diciembre de 2024 al 20% en septiembre de este año. Entre los partidos, el PRI, que gobernó México durante siete décadas, enfrenta un rechazo del 73%, seguido por el PAN con un 58% de opiniones negativas. Por su parte, MC, PT y PVEM —aliados de Morena— mantienen cifras equilibradas entre aprobación y rechazo, mientras que Morena conserva el respaldo del 62%de los ciudadanos.
Otros legisladores panistas, como Ricardo Anaya y Lilly Téllez, también enfrentan cifras adversas, con 50% de valoraciones negativas. Mientras tanto, otros políticos con menor exposición mantienen opiniones positivas, pero su reconocimiento sigue siendo limitado. Entre ellos se encvuentra Jorge Álvarez Máynez, excandidato presidencial de MC, quien logra equilibrar 53% de reconocimiento y 57% de valoración positiva, destacándose como una de las pocas figuras con aceptación sólida.
En el ámbito de la economía y los medios, el “Tío Richie”, con deudas millonarias en Estados Unidos y México, es conocido por el 57% de las y los mexicanos, aunque casi el 50% de quien lo conoce lo valora negativamente.
La relación entre Televisa y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha sido históricamente estrecha.
Y esos vínculos se agudizaron especialmente durante los años de la hegemonía priista.
A cambio de las concesiones y la protección gubernamental, la televisora se alineó incondicionalmente al régimen.
Televisa (y su antecesora, Telesistema Mexicano) se desarrolló con el apoyo del Estado, y sus fundadores, como Emilio Azcárraga Vidaurreta, mantuvieron lazos cercanos con los presidentes en turno.
Pero pongamos ejemplos:
El hijo del expresidente Miguel Alemán Valdés,Miguel Alemán Velasco, tenía cargos que articulaban la complicidad: vicepresidente de noticias de Telesistema Mexicano, responsable de imagen televisiva de la presidencia y un puesto en la secretaría de prensa y propaganda del PRI.
Pero pongamos casos muy concretos e información muy contundente para ilustrar la fusión de élites que pretendía llevar a cabo el PRI con Televisa.
Miguel Alemán Velasco, por órdenes presidenciales, se desempeñó como vicepresidente de Noticias de Telesistema Mexicano. Es decir, tenía el control editorial.
Alemán Velasco también fungía como Secretario de Prensa y Propaganda del PRI, lo cual le daba calidad de operador político partidista, pero también como estratega de Televisa.
Al mismo tiempo, el priista también era responsable de Imagen Televisiva de la Presidencia de la República. ¿O sea? Controlaba el manejo de la narrativa oficial, desde su oficina en Televisa.
Esta triada eliminaba la línea divisoria entre el medio, el partido y el gobierno, asegurando que la única voz dominante fuera la oficialista, un fenómeno que se extendió a lo largo de la hegemonía priista (1929-2000).
Esto propiciaba que la cobertura informativa tendiera a ser, obscenamente, favorable al PRI y al presidente, minimizando e ignorando las críticas y a la oposición.
De hecho, los noticieros se enfocaban en el culto a la personalidad del presidente en turno, presentando cada acción de la administración como un éxito inobjetable.
En los ochenta, cuando el PRI se tambaleaba entre crisis económicas y una naciente oposición, Televisa se puso la camiseta tricolor. Presidentes como Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari fueron moldeados y defendidos por el aparato televisivo.
Los noticieros se transformaron en publirreportajes, los programas de comedia satirizaban a los opositores, y la narrativa oficial del progreso y la mano dura priista se transmitía a millones de hogares a diario. Fue el modelo de “televisión oficialista” perfeccionado.
No por nada, Televisa fue concebida y considerada, por muchas generaciones, como un “aparato ideológico del Estado”. Algunas voces críticas sostenían que la empresa de comunicación había sido un factor clave en la “tiranía invisible” que caracterizó al régimen priista.
El noticiero estelar (conducido por figuras como Jacobo Zabludovsky, Guillermo Ortega, Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola) operaba como una oficina de prensa virtual, recibiendo la línea política directamente desde la Presidencia de la República.
Debido a su papel como principal difusor de información y constructor de imágenes, Televisa fue fundamental para el PRI en la promoción de todos los presidentes que gobernaron durante su hegemonía (1929-2000).
Ahora bien, el caso más citado fue el de Enrique Peña Nieto.
Es más, el regreso del PRI a Los Pinos en 2012 se considera la cumbre de esta alianza en la era moderna.
La imagen de este personaje fue construida y proyectada masivamente a través de Televisa.
La televisora le preparó, a modo, reportajes y entrevistas a modo, y menciones favorables. De hecho, su matrimonio con la actriz de la cadena, Angélica Rivera, tenía el objetivo de apuntalar su carrera.
Con la estrella de telenovelas, Televisa no solo le dio al candidato un rostro de galán, sino también una “primera dama” que el pueblo ya conocía y quería.
Y estas afirmaciones tienen sustento.
Cabe recordar que, en 2012, la publicación de documentos por el diario The Guardian reveló que una unidad secreta de Televisa había realizado videos para desacreditar a rivales del entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, y promocionar su imagen, especialmente desde su cargo como gobernador del Estado de México.
Es importante enfatizar que en los años 80 y 90, Televisa concentraba más del 70% de la audiencia televisiva nacional, siendo la principal o única fuente de información para millones de mexicanos, especialmente en zonas rurales o de bajos ingresos.
En México, un país con altos índices de analfabetismo, la televisión se consolidó como el medio de comunicación más potente e influyente, lo cual permitió al PRI y a Televisa moldear a su antojo las percepciones ciudadanas sin que existiera realmente un contrapeso mediático.
Una y otra vez, el periodismo mexicano fue herido de muerte en los estudios de San Ángel y Chapultepec. Y justo esta deleznable complicidad corporativa (que se dedicaba a escribir los guiones y los libretos) fue la que garantizó la dictadura perfecta. Pero hoy, tramposa y convenientemente, quiere olvidarlo Televisa.
Las siglas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por sí solas generan una carga simbólica. Política, corrupción, en fin, opiniones mayormente desfavorables. Sin embargo, resulta útil siempre agregar detalles y testimonios a su forma de hacer política que permea hasta nuestros días en la vida pública de México. En ello abona el documental ‘PRI: Crónica del fin’.
La percepción negativa de ese partido hoy está en 85 por ciento de la población, según arroja una encuesta de El Financiero elaborada en agosto pasado. Es justo desde esta realidad actual en la que comienzan y terminan los cinco capítulos de la serie documental estrenada en Vix.
En retrospectiva, el trabajo producido por Denise Maerker recorre las principales problemáticas que atravesó el tricolor desde 1975 hasta 2024. Sintetiza las represiones estudiantiles de 68 y 71, la crisis económica después del sexenio de José López Portillo, el surgimiento del Frente Democrático Nacional, el fraude del 88, la violencia política y la alternancia como golpes que hundieron a dicha institución política.
Los aspectos diferenciadores de la serie entre otros documentales históricos son: las entrevistas exclusivas (resultado de más de 130 horas de platicas con figuras importantes), los saltos de tiempo, el archivo utilizado tras revisión de tres mil 956 horas de videos, y las citas bibliográficas que son plasmadas con voces generadas por IA. Este último recurso es implementando en momentos como cuando Miguel de la Madrid fue interpelado por Porfirio Muñoz Ledo en la Cámara de Diputados.
Entre los testimonios resaltan los obtenidos recientemente con los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. Sin embargo, es justo con ellos dos con quien la urgencia por cubrir tan amplio periodo narrativo queda a deber o, quizá, se evitó profundizar.
Por irónico que parezca, N+ Docs intenta criticar que el auge del priismo controlaba la narrativa en los medios pero evade importantes cuestionamientos. Maerker no preguntó a Salinas, o no se puso en el corte final, por quienes lo culpan del asesinato de Colosio o las acusaciones sobre su hermano Raúl, que directamente lo relacionan.
De igual manera, al abordar el sexenio de Peña, no se menciona que desde antes de asumir el cargo ya pesaban sobre él casos como el de la represión ocurrida en mayo de 2006 en Sal Salvador Atenco, sobornos de Odebrecht para impulsar y que el entonces IFE nunca aclaró las tarjetas Monex distribuidas para conseguir votos.