Lilly Téllez, senadora plurinominal por el PAN y eterna protagonista de desfiguros en el senado, inventó que la presidenta Claudia Sheinbaum promueve el odio entre los católicos en un mensaje de Twitter, ello para generar odio, división y caos. Es a lo único que aspira ante la falta ya no de ideas, sino de un raciocinio y vergüenza mínimos. La reventadora de sesiones es valiente para seguir las instrucciones de su dueño, Salinas Pliego, pero la pregunta es, ¿lo sería igual para denunciar al Estado genocida de Israel después de que este bombardeara una iglesia católica en la Franja de Gaza y por el cual se manifestó firmemente el papa León XIV? Evidentemente no, porque es claro que ella sirve a intereses de élites ligadas al corporativismo e imperialismo anglo-sionista. Es en momentos como este cuando los mexicanos deberían notar la hipocresía característica de la derecha.
Esta señora ha perdido cualquier esbozo de cordura y demuestra poca inteligencia y clase. Lo suyo es gritar sinsentidos con un altavoz y ofender a cuanto se le pone enfrente e intenta argumentar con ella. Contrasta demasiado con la inteligencia y cultura del presidente del senado, Gerardo Fernández Noroña, quien está a años luz de conocimiento y calidad argumentativa en el debate político.
Gracias a la popularidad del presidente López Obrador y del movimiento de la 4T -hitos en la historia mexicana reciente- es que Téllez logra su entrada a la política. Después de la traición, se une al PAN por importarle más satisfacer a la cúpula de poder y no tanto al pueblo que votó por ella. Es tan incongruente como ridícula: cuando todos los mexicanos, incluso prianistas de altos vuelos como Anaya, rechazaron la pretensión de injerencia de Abascal y Vox, ella corrió a unirse a la declaración que hizo sobre la Iberósfera, aunque luego se arrepintiera.
Se la pasó vociferando que iba a meter a López Obrador a la cárcel, lo cual le valió la aprobación del prianismo para postularse como precandidata a la presidencia, pero hay tanta vacuidad intelectual en ella, que hasta alguien tan carente de idas y corrupta como Xóchitl Gálvez le ganó la partida, aunque luego fue aplastada en las urnas.
Molesta que el debate sea de tan baja calidad y que no haya argumentos mínimos. Por eso la tan necesaria reforma para eliminar plurinominales, en especial a aquellos como ella que degradan la profesión.
Pero es que incluso muchos panistas no pueden estar de acuerdo con su participación en política, al menos no cuando ella los representa porque los hace ver maniqueos y simplistas.
Téllez es una manifestación del cáncer que azota la política mexicana todavía, específicamente el que se manifiesta ignominiosamente a nivel local y legislativo. La política debe recobrar su lugar de debate de alturas a través de argumentadores con un mínimo de decencia, honor y conocimiento.
Con tal de llevar la contraria, es capaz de esgrimir argumentos tan absurdos como la invasión de Estados Unidos a México, lo cual debería ser motivo no solo de vergüenza, sino de algún castigo por traición a la patria.
Algunos pensarán que es bueno que ella se mantenga en el PAN para debilitarlo y que MORENA se mantenga en el poder, pero no, el debate dialéctico que contraste tesis con antítesis y genere síntesis para la generación de más y mejores ideas es necesario si aspiramos a un México mejor.

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